Ahorrar energía en verano es, en ocasiones, una ardua tarea. Las altas temperaturas que se alcanzan durante los meses estivales provocan que la mayoría de familias se replantee si ha conseguido sacar partido a su hogar en cuanto a confort térmico.
Una clara señal negativa es necesitar tener el aire encendido casi todo el día, e incluso así, no conseguir una temperatura agradable en casa. Esto se traduce en un gasto energético desmesurado y no lo suficientemente rentable.
Pero un mal aislamiento no solo viene acompañado de un calor sofocante, también de contaminación acústica, sobre todo en viviendas situadas en zonas urbanas.
¿Qué podemos hacer?
La solución -en cualquier caso- no es equiparse del sistema de climatización más potente del mercado, si no en hacer un uso racional del mismo gracias a un buen aislamiento. Claves para conseguirlo:- Ventanas con doble acristalamiento. Se deben instalar los que mejor se adecuen al clima, teniendo siempre en cuenta el ruido ambiental. Además, conviene valorar si se requiere control solar o mayor seguridad frente a posibles robos.
- Medidas eficientes. No hay cosa que produzca mayor despilfarro energético que una casa con medidas no adecuadas. El calor y el frío se pierde por los muros sin que lo percibamos.
- Considerar las ventanas de tejado. En cubiertas y tejados inclinados se necesita de ventanas hechas a base de material aislante; reducirán considerablemente el consumo de aire acondicionado y calefacción.
- Decoración con lógica. Nos encantan los miradores vintage, pero la carpintería antigua no destaca precisamente por su capacidad aislante. Por ello, opta por vidrios reforzados que protejan del calor, el ruido y la humedad.